lunes, 4 de agosto de 2014

En Liceo Nº 1
Colocaron placa  en homenaje a  Carlos Cabezudo



MERCEDES
ALDO DIFILIPPO


Homenajearon al Prof. Carlos Cabezudo colocando una placa en el Liceo Nº 1 de Mercedes, donde dictó clases.  Cabezudo es uno de los 10 sorianenses detenidos desaparecidos en la pasada dictadura  cívico-militar. Fue detenido ilegalmente en 1977 en Buenos Aires, y sus restos todavía hoy no han podido ser localizados.
El pasado viernes, en el patio de acceso al Liceo Nº 1 de Mercedes, se realizó un acto en el día del trabajador de la Enseñanza detenido desaparecido.
“Aquí enseñó el  Profesor Carlos Cabezudo Pérez. Luchador social, víctima del terrorismo de estado y del Plan Cóndor, que asoló el Cono Sur. Nacido el  27 de abril de 1948. Detenido Desaparecido el 30 de diciembre de 1977”, expresa la placa colocada en  el patio de acceso del Liceo “José María Campos”, reza la placa  que  fue descubierta con su imagen. En la oportunidad el prof. Ramón Hernández, Presidente del gremio de profesores recordó la figura y trayectoria de Cabezudo, quien además es un recordado ajedrecista del medio.
En el suelo, sobre las baldosas, un  par de tableros de ajedrez rememoraban esa etapa de su vida, con una sugestiva frase: “El profe se la jugó”.  En otro sector del patio, algunos  libros y unos lentes negros de cartón, imitando aquellos gruesos  lentes que  usaba.
“Este acto se enmarca en una política pública que implica, que implica señalar con  actos de gestos concretos lugares y fechas  que hacen referencia a las violaciones a los Derechos Humanos en nuestro  pasado reciente” comenzó diciendo el prof. Ramón Hernández en su alocución. “Para nuestra comunidad educativa es un acto  de justicia, puesto que alguien que fue miembro de ella, sufrió uno de los peores vejámenes  ante  lo que no  podemos ser indiferentes ni neutrales. Para muchos de nosotros es un deber, un acto  lógico y natural hacia Carlos Cabezudo, y representado  en él hacia todos los detenidos desaparecidos, entre  los cuales hay muchos de Soriano”.
En tanto   Fernando Cabezudo, sobrino de  Carlos,  reflexionó sobre este reconocimiento que pauta “un antes y un después, en la medida que en un edificio público que es propiedad del Estado del Uruguay donde yo me formé, y siguen pasando chiquilines por acá exista un  reconocimiento”, en ese esfuerzo “permanente y continuo de recordar a los que están desaparecidos. Que no están muertos, están desparecidos”. Al dialogar con Centenario Fernando Cabezudo  agregó “estas instancias siempre son muy fuertes,  porque no se recuerda algo que esté muerto, se recuerda algo que no está. Eso siempre pega mucho”. Remarcando “acá el tema es nunca más. Esto toca a una familia pero nos toca a todos”.




PERIODICO CENTENARIO, 4/AGOSTO/2014

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