La encrucijada
uruguaya por los Derechos Humanos
Comisión
Internacional de Juristas analizó los avances en las investigaciones por
violaciones a los derechos humanos, el papel de la Suprema Corte de Justicia, y
las perspectivas en esta materia para el próximo gobierno.
(por
Aldo Roque Difilippo) Comisión Internacional de Juristas (CIJ) publicó este lunes en Ginebra un informe sobre
las dos misiones de investigación
enviadas a Uruguay en los últimos 18 meses. El informe titulado "Uruguay: La lucha por Verdad y Justicia en la
encrucijada" discute la actual situación
de los procesos judiciales para
la obtención de Verdad y Justicia para
las violaciones de los derechos humanos durante
la dictadura militar, y analiza, entre otros temas los fallos de la
Suprema Corte de Justicia sobre estos casos, la posición de Uruguay con
relación al derecho internacional como resultado de esos fallos
judiciales, así como la reciente reacción del Ministro de Defensa
frente a los Organismos de Derechos Humanos.
Dentro
de las perspectivas de futuro para nuestro país la Comisión Internacional de
Juristas reconoce que Uruguay “se encuentra en una encrucijada. Mucho
se ha avanzado desde la recuperación democrática, pero los efectos nocivos del
Terrorismo de Estado aún se encuentran presentes y es en el ámbito de la
impunidad de los atropellos cometidos por la represión dictatorial, donde ese
impacto es todavía evidente”.
Que el próximo gobierno tome nota
“Uruguay,
país que ha visto importantes avances en el respeto de los derechos humanos y
la realización de la justicia social durante los últimos diez años, tiene sin
embargo un serio problema de derechos humanos en el contexto de la justicia
transicional, vista la forma como sus autoridades han abordado-- sobre todo en
el último periodo de gobierno --, los
dilemas del pasado reciente y permitido que un importante grado de impunidad
prevalezca en el país hasta este momento”. El informe recuerda que “desde hace
ya un tiempo se repiten declaraciones desde altas esferas del gobierno, que
apuntan soslayada, pero inevitablemente, a consolidar el grado de impunidad ya
implantado con relación a las violaciones del pasado reciente. Estas declaraciones
se traducen en llamados a la clemencia humanitaria que mitigue las condiciones
de reclusión- debido a la edad avanzada - de los perpetradores, o a citar favorablemente
(pero de manera incorrecta o incompleta) la experiencia de países que han debido
convivir con el fenómeno de la impunidad, por ejemplo Sudáfrica”.
Apuntando
que es de esperar que el gobierno que asumirá el 1 de marzo de 2015 “tome nota
de este importante factor y adopte las
medidas necesarias para prevenir un deterioro del debate, debate que ya se
asoma como insoslayable”.
Poniendo
énfasis en que “esto es aún más importante, teniendo en cuenta que se ha anunciado
que el actual Ministro de Defensa será quien ocupe este Ministerio en el
próximo Gobierno, que los casos de derechos humanos siguen plenamente pendientes
y que el reclamo por Verdad y Justicia está siempre presente en el país”.
El rol de la SCJ
Con
respecto al poder judicial Comisión Internacional de Juristas entiende que “la
Suprema Corte de Justicia ha asumido una importante cuota de responsabilidad en
las acciones para terminar, a cualquier costo, con la investigación de las
violaciones a derechos humanos cometidas por agentes
gubernamentales
durante la dictadura militar”. Opinando que “sería de gran importancia para el
país el que la opinión pública recupere
la confianza en sus Magistrados. Y dicha confianza deberá necesariamente
basarse en su calidad técnica, pero también en su grado de independencia frente
al poder político, económico o social y en su capacidad para entender lo
delicado del momento que vive el Uruguay respecto de la problemática de Verdad
y Justicia”.
Otro
aspecto en que la Comisión Internacional de Juristas
pone su foco es la designación, ascenso, traslado y sanciones de jueces “de
todas las materias abarcadas por el Poder Judicial - pues parecería que la forma
actual no alcanza a ser considerada como un procedimiento abierto, transparente
y adecuado, que privilegie el mérito y el esfuerzo de los jueces por sobre
otras consideraciones.
Tampoco
debería escapar a la revisión el Estatuto de los Fiscales Letrados del Ministerio
Público, en tanto también ellos son Magistrados Judiciales”.
Conclusión y perspectivas de futuro
El
informe concluye que: “Al iniciarse en Marzo de 2015 el tercer gobierno de la
coalición del Frente Amplio en Uruguay , se habrán cumplido también más de 30 años
del fin de la dictadura militar en el país.
Y
al empezar un nuevo Gobierno el tema de cómo resolver los abusos del periodo
dictatorial, se encuentra en una encrucijada.
Mucho
se ha avanzado desde la recuperación democrática, pero los efectos nocivos del
Terrorismo de Estado aún se encuentran presentes y es en el ámbito de la
impunidad de los atropellos cometidos por la represión dictatorial, donde ese
impacto es todavía evidente. Uruguay parecía haber galvanizado la resolución
para avanzar en un enfoque a largo plazo de este tema durante la segunda mitad
de la década pasada, pero ahora se ha estancado, y amenaza con retroceder. Las
frecuentes referencias – desde el Ejecutivo -- a la necesidad de clemencia
humanitaria – en forma de prisión domiciliaria -- para el puñado de represores
de la dictadura que purga sentencia, las alegaciones a las falsas simetrías del
“combate” de los años 60 y 70, y la resistencia a proporcionar informaciones
necesarias para que se pueda conocer la verdad sobre los desaparecidos, son
todos signos que sugieren que una nuevaresolución se ha estado abriendo camino
a nivel de la cúpula gubernamental. De consolidarse esta tendencia, solo puede
conducir a un estado más pronunciado de la impunidad que el que se ha visto hasta
ahora.
Tales
pasos no sólo podrían profundizar las divisiones latentes todavía en la
sociedad uruguaya, sino que en vista de los formas y los argumentos a los que
se está recurriendo son pasibles de debilitar el estado derecho, siempre frágil
y que tanto costó recobrar. Tal proceso de deterioro es evitable, si se abre un
debate franco y transparente sobre las intenciones del Ejecutivo en esta
materia.
Durante
tres décadas de democracia , y particularmente durante la última década,
Uruguay – que bajo la dictadura militar había sido relegado a la condición de
paria internacional – recuperó un rol de primera línea en la Comunidad de
Naciones; su voz es escuchada, sus iniciativas son examinadas con respeto y su
rol en materia de derechos humanos es particularmente reconocido. Uruguay ha jugado
asimismo un rol importante en la elaboración de instrumentos internacionales,
como la Convención internacional sobre las desapariciones forzadas y el
Protocolo Facultativo a la Convención contra la Tortura. Poco sentido tiene
ahora retroceder en ese camino. No hay razones verdaderas que justifiquen un
proceso regresivo hacia la impunidad en Uruguay o el apartamiento del país de
un enfoque que respeta, aplica y promociona el derecho internacional de los
derechos humanos. Las instituciones democráticas se han consolidado en buena
medida, las fuerzas políticas que declaran su afinidad con los derechos
humanos, la Verdad y la Justicia, cuentan con mayorías parlamentarias y sólida
implantación social. Jueces y fiscales valientes y concientes de la función que
deben cumplir han expresado su voluntad de seguir adelante con los casos que
tienen frente a sí y defendiendo su independencia, a pesar de los empujes obstruccionistas
que se suceden desde la cúpula judicial. La sociedad misma no es indiferente al
reclamo de Verdad y Justicia. Existen condiciones que permiten avanzar hacia
una resolución de los temas de Verdad y Justicia sobre el pasado reciente que
de, finalmente,
una
alternativa aceptable y digna para las víctimas , los familiares y la sociedad.
Para eso el próximo gobierno deberá mostrar determinación y ejercer liderazgo”.
La CIJ
La
Comisión Internacional de Juristas está compuesta de 60 eminentes jueces y
abogados de todas las regiones del
mundo, y tiene por misión la promoción y protección de los derechos humanos a través
del Estado de derecho, usando su experiencia jurídica para desarrollar y
fortalecer sistemas de justicia nacionales e internacionales. Establecida en
1952, la Comisión goza de estatuto consultivo ante del Consejo Económico y
Social de la ONU desde 1957 y está activa en los cinco continentes. La Comisión
busca asegurar el desarrollo progresivo y la aplicación efectiva del derecho
internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario,
asegurar los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales, la
salvaguardia de la separación de los poderes, y la garantía de la independencia
de la judicatura y de la profesión legal.
A
continuación puede consultarse el
documento completo.
http://www.agesor.com.uy/noticia.php?id=14976
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