“Hay caminos
abiertos y un gran compromiso de la justicia” para dilucidar el atentado de los vinos
envenados de 1978
Fue un atentado que conmovió al país, en el final de la
dictadura, en una casusa que aún hoy, 45 años después, judicialmente continúa abierta.
El pasado fin de
semana estuvo en Mercedes para presentar
su libro “El ataque final”, una novela
en la que desteje la trama detrás de la
muerte de Cecilia Heber y el episodio de
los vinos envenenados, en el epílogo de la dictadura. Ruperto
Long ha escrito varios libros , pero éste es el primero sobre
la historia reciente del país, y sobre
un período del cual se ha escrito poco, como lo es los últimos años de la
dictadura, en donde estuvo la resistencia de
militantes anónimos de todos los partidos políticos. Los nacionalistas
particularmente con la esperanza de su
caudillo, Wilson Ferreira Aldunate. “No teníamos armas, y no nos interesaba tenerlas” reflexiona
Long en la primera parte de esta
novela. “No creíamos en la fuerza. Nunca
recuperaríamos la democracia mediante
la violencia. Nuestra única fuerza eran
las ansias de libertad de la gente, la necesidad de expresarse, la rebeldía
frente a quienes nos daban clase todo el
tiempo sobre cómo debíamos pensar y qué debíamos hacer. Eso siempre y cuando
tuviéramos la inteligencia y el coraje para poder encarnar esa lucha. En
definitiva, que estuviéramos a la
altura de los tiempos.
No sabíamos si éramos capaces de lograrlo. Como me dijo
una vez doña Dominga, una ciudadana ya
mayor a la que fui a llevar material de propaganda contra la dictadura a su
humilde casita de Palo Solo, en Soriano –interrumpiendo mi encendida arenga
sobre los próceres partidarios, que ya
había tenido que soportar mil veces-: Está bien todo lo que decís, muchacho.
Pero mirá que Leandro Gómez y Aparicio Saravia ya cumplieron… Ahora los
que tenemos que cumplir somos nosotros”.
En diálogo con @gesor
Ruperto Long reflexionó
sobre esos años, el papel del Partido
Nacional en mantener el recuerdo y el reconocimiento por sus
mártires y el episodio de los vinos
envenenados. (*)
Usted generacionalmente fue testigo del episodio de los
vinos envenenados. ¿Por qué este
episodio nunca llegó a aclararse?
-“Como todos esos hechos, el haberlos investigado a
fondo, de inmediato, hubiera sido lo ideal. Es así que la causa está abierta, y
hace 45 años . Hoy día si
bien siguen apareciendo indicios
y hay personas que están trabajando en eso el pasaje del tiempo,
evidentemente dificulta enormemente las
cosas. Pero la otra razón, y es mi
convicción personal, pero también de las
personas que han estudiado a fondo el
tema es que fue hecho por profesionales. Un atentado muy sofisticado, con una
metodología terrible, siniestra, que nunca
se había usado en el país, un método medieval: el envenenamiento.
Eso lo hace quien sabe cómo moverse en ese mundo”…
Se conjeturó incluso que había sido una interna dentro del Partido Nacional.
-“Fue una locura terrible de ese momento”.
¿Por qué el Partido Nacional ha olvidado prácticamente este tema?
-“No, lo ha recordado siempre, lo que pasa es que”…
Pero al Partido Nacional le ha costado reconocer a el Toba Gutiérrez Ruiz como un mártir de la
democracia.
-“No, para nada. El toba fue siempre un héroe para nosotros. Y a Matilde la veneramos, ha
sido siempre un símbolo de la resistencia de ese tiempo. Y no sólo al Toba, a quienes lo secundaban,
quienes eran sus amigos, los otros uruguayos que habían ido con él a Buenos Aires. Wilson que forma parte del mismo atentado, nada más que
por circunstancias casuales no lo logran agarrar en un par de intentos en esos
días. Luego hay una Operación Teseo que se monta contra él en Londres, que también fracasa.
Son nuestros héroes. En la casa del Partido muchas veces han ondeado las banderas con la
imagen de Gutiérrez Ruiz, la imagen de Cecilia, que son dos íconos, más allá de
muchos otros. Cientos de personas del Partido Nacional que fueron presas, y
muchas sometidas a malos tratos”.
Pero dirigentes del nacionalismo no se los ve, por ejemplo
los 20 de mayo en la marcha por los
desaparecidos.
-“Bueno. Siempre se hace un homenaje en el Cementerio
del Buceo , en la cual yo mismo he
estado en varias ocasiones , un homenaje,todos los 20 de mayo que es
básicamente a Gutiérrez Ruiz, pero también
se recuerda a Michelini, a Rosario Barredo
y William Whitelaw que eran dos renunciantes, dos personas que habían estado con los Tupamaros
pero que habían renunciado a las armas,
eso hay que recordarlo también, que fue
una actitud muy digna, decir no, esto fue una locura y dejamos ese camino de lado. Y eso se recuerda todos los 20 de mayo en el Cementerio del
Buceo, entre muchos otros homenajes que se le
han hecho a ellos. Y también
muchos homenajes conjunto a Gutiérrez Ruiz
y Michelini a lo largo del tiempo. Cada uno opta por la forma que le
parece más adecuada de homenajear a
estas personas. Pero no todos tienen que
coincidir en el mismo evento. Pero que han sido de permanente recordación no
hay ninguna duda”.
¿En el episodio del vino envenenado se llegará alguna vez a saber la verdad? ¿Hay
caminos abiertos como para poder conocerla?
-“Hay caminos
abiertos y un gran compromiso de la justicia, del juzgado de lesa
humanidad que lo tiene, del Fiscal, de la Jueza. Yo he hablado últimamente con
ellos. Hay un gran compromiso y una gran voluntad; 45 años después no es tan fácil, pero de
todas maneras tengamos esa expectativa que puede llegar a darse”.
………………………….
(*)El 6 de setiembre de 1978 Cecilia Fontana, madre del hoy
senador Luis Alberto Heber, murió envenenada al beber vino de una de tres
botellas que días antes habían sido anónimamente enviadas a su esposo Mario
Heber, a Carlos Julio Pereyra y a Luis Alberto Lacalle, miembros del Directorio
blanco.
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