Uruguay tiene
carencias en el combate del micro tráfico de drogas, especialmente pasta base
*Dr. Jorge Díaz, Fiscal de Corte: “Está demostrado que las
metodologías utilizadas en el tráfico de
la pasta base de cocaína y la cocaína son sustancialmente distintas”.
MERCEDES
ALDO DIFILIPPO
El Dr. Jorge Díaz, recientemente designado Fiscal de Corte,
y Procurador General de la
Nación , visitó la fiscalía de Mercedes en una recorrida que
viene realizando por el interior del país. Su figura cobró notoriedad pública
cuando estuvo a cargo del Juzgado del crimen organizado, donde entre otros
sonados casos, tuvo a su cargo el desbaratamiento de varias organizaciones
delictivas dedicadas al narcotráfico. En diálogo con Centenario se refirió a este tema, a las redes de micro tráfico de
pasta base, una nueva modalidad delictiva, a los delitos relacionados a la
explotación sexual infantil y aunque
prefirió no pronunciarse públicamente
también a la baja de imputabilidad de los menores infractores.
Limitándose recordar que Uruguay ratificó convenciones internacionales “con las
cuales asumió obligaciones que debería
tener presente a la hora de modificar su
legislación local”.
Ud. estuvo a cargo
del Juzgado del crimen organizado. ¿Uruguay tiene que cambiar su legislación
para combatir el narcotráfico?
-Nosotros tenemos que apostar muy fuertemente a instaurar
una nueva metodología en la
investigación y represión del narcotráfico. Hay una propuesta de trabajo importante que se
hizo a nivel del Juzgado del crimen organizado
que funcionó eficientemente. Creo que la carencia que tiene Uruguay hoy
día en materia de combate al narcotráfico es en el micro tráfico. Concretamente
el de pasta base de cocaína. Está
demostrado que las metodologías
utilizadas en el tráfico de la pasta base de cocaína y la cocaína son
sustancialmente distintas. Incluso las metodologías de tráfico de cocaína y marihuana también son distintas.
Usted nunca va a encontrar un cargamento de pasta base de 100 o 200 quilos. Los
más grandes son de 34 o 35 quilos, porque tiene una metodología de trabajo
distinta. Se hacen pequeños cargamentos y
en forma sistemática. Eso dificulta. Quizá sea mas fácil encontrar una mula (persona que
transporta droga para un distribuidor, algunas veces camuflada en
su cuerpo), o de automóviles debidamente acondicionados.
Pero cada vez que intercepta un cargamento o una mula
incauta una pequeña cantidad que para la
organización no es un daño mayor, y a veces es difícil relacionarlo con los
demás miembros. Muchas veces se hace a través de escuchas telefónicas, que ahí
hay un problema porque nosotros tenemos cárceles que no tienen un bloqueo de
los teléfonos celulares. Entonces, por
ejemplo en crimen organizado hubo individuos que en tres años los procesamos
tres veces. Lo procesábamos, salía y volvía a la misma cárcel donde estaba. Ese
es un debe que tiene Uruguay, el de trabajar en algún establecimiento de
reclusión para determinados sujetos que
deberían tener bloqueo electrónico de celulares. Porque impedir que un celular ingrese a una cárcel ya a esta altura parece como medio imposible.
Entonces bueno, aunque los tengan si no los pueden utilizar sería la forma de impedir que existan ese tipo de
comunicaciones.
Ahí creo que está la dificultad más grande, en combatir el
micro trafico. Sin embargo el macro
trafico, el que apuesta a sustancias
como cocaína que mayoritariamente
no van a consumo local sino para su exportación a Europa, creo que hemos
tenido éxito. Hemos desbaratado
organizaciones de narcotraficantes muy importantes de distintas nacionalidades. Hoy en el Penal
de Libertad hay una especie de Naciones Unidas: hay suizos, serbios, croatas, peruanos, colombianos uruguayos, argentinos, chilenos, mexicanos; todos por narcotráfico.
La experiencia que nosotros tuvimos en el Juzgado del crimen
organizado es de un éxito importante. Pero mientras
la droga dé los márgenes de
ganancias que da, es difícil combatirla
porque siempre va a existir la expectativa
o la esperanza de hacer un
negocio.
¿Cómo ubica a
Uruguay con respecto al narcotráfico de la región?
-Uruguay es un país que ofrece condiciones logísticas magníficas
por las características de su población, por
la facilidad de los medios de comunicación, por el puerto. El gran narcotraficante es un
empresario. Lo que busca es cómo hacer su negocio con el menor riesgo posible.
Hay que sacar el producto de Bolivia, Ecuador y Perú, y colocarlo en el mercado
donde se paga mejor Europa, o Estados Unidos. Entonces ese trasiego del
país de origen al destino final es una determinación que la deben hacer
buscando asumir la menor cantidad de riesgo posible. Uruguay es un país
tranquilo. En principios no hay riesgos de
enfrentamientos armados de bandas. Tiene buenos medios de comunicación,
un puerto libre, una serie de características que lo tornan atractivo para la
circulación. Hemos cerrado varios
pasajes, el problema que se cierra uno y se abre otro.
¿Y esta zona del
país en particular? Porque el Observatorio de criminalidad del Ministerio del Interior
ubica a Soriano como zona de tránsito de la pasta base.
-No le quepa a Ud. la menor duda que es así. Porque la
pasta base de cocaína viene básicamente de Perú, Bolivia, y del norte argentino;
y de ahí a Uruguay.
Hay algo de tráfico por la frontera brasileña, pero el tráfico
grueso es por la zona del litoral.
Hay un tema que se
habla poco, la explotación sexual infantil. ¿Cuál es la situación uruguaya?
-Hay lugares del
país con situaciones complejas. Es un proceso en el cual Uruguay en los últimos años integra la agenda pública.
Uruguay ratificó la Convención
de Palermo, tipificó los delitos de trata y trafico, que no existían. Tenemos
procesamiento por trata y por tráfico. Se han investigado redes. Nosotros
planteamos en la comisión de la Cámara de diputados que se nos había asignado competencia a nivel
nacional, y planteamos que desde Montevideo solamente dos juzgados y con una fuerza policial reducida no podíamos dar respuesta
a todos los casos que se planteaban. Ahora se produjo una modificación legislativa y la competencia
la tienen los juzgados locales. Creo que
es un tema sobre el que hay que trabajar y mucho, porque no nos olvidemos que
tenemos solamente el 7% de la población
menores de 7 años. Los niños, niñas y adolescentes son un bien escaso
en el país, que deberíamos tratar de cuidar.
¿Qué lugares son los
más complejos?
-Déjeme guardarme la respuesta. No quiero estigmatizar
ningún lugar del país, ni obstruir ninguna investigación que pueda estar en curso.
Como consecuencia de
algunos casos policiales de los últimos meses se ha vuelto a instalar en el
país la polémica si es conveniente o no
bajar la edad de imputabilidad de los infractores. ¿Qué opina Ud. al respecto?
-Para los adolescentes de 13 a 18 años existe un
sistema penal juvenil. De 18 años en
adelante el régimen penal común. Son decisiones que tiene que tomar el sistema
político donde es establece el límite de la imputabilidad, y sobre todo cuáles son las sanciones que se aplican en
los distintos grados. Lo que Uruguay no puede olvidar que ya
ratificó convenciones internacionales
con las cuales asumió obligaciones
que debería tener presente a la hora de
modificar su legislación local. Porque podría llegar a ocurrir que se
apruebe alguna legislación local que sea contraria a
compromisos internacionales que el país ha asumido. Ahí podemos llegar a
tener un área de conflicto. Dentro de ese contexto hay que manejarse.
Las decisiones son de naturaleza política. Yo preferiría
no ingresar en el detalle si más menos
18 años. El legislador deberá tomar una
decisión y la tendrá que tomar, espero
en base a criterios científicos. No es fácil.
Establecer un límite etario siempre es complicado, siempre vamos a encontrar
uno que esté por debajo del límite etario
que tenga mayor grado de madurez, y vamos a encontrar otro por
encima que tenga un menor grado.
Siempre el establecimiento de un límite
fijo implica cierto grado de arbitrariedad.
PERIODICO CENTENARIO, 22/agosto/2012
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