Militar reconoce haber torturado a
presos políticos durante la dictadura
* 28
ex presas políticas iniciaron la causa por violaciones a los Derechos Humanos
por hechos cometidos en distintas dependencias, entre ellas el Batallón de Mercedes y la Dirección de
Investigaciones.
MERCEDES
ALDO DIFILIPPO
Plantones, submarino seco y húmedo, picana, tortura psicológica, son
alguna de las torturas reconocidas por el Capitán reitrado Asencio Lucero,
realizadas durante la dictadura. Además
de dejar a las mujeres desnudas" porque "esto les generaba mucho
pudor", pero consideró que había tratado a las personas "con dignidad".
El militar reconoció estos hechos ante la justicia en la denuncia
presentada por el abogado Federico Álvarez Petraglia, en representación de un
grupo de 28 ex presas políticas, presentada en octubre de 2011, que sufrieron “delitos sexuales y torturas”
de manera sistemática durante la pasada
dictadura cívico-militar. La causa está
en manos de la Jueza Julia Staricco.
El capitán retirado Asencio Lucero reconoció ante la Justicia que aplicó
torturas a personas detenidas. Lucero era el encargado de Inteligencia en el
Regimiento de Caballería N° 9. Actualmente tiene 74 años, y es defendido por
Rosana Gavazzo (hija de José "Nino" Gavazzo). Ante la Jueza Staricco , el Capitán
retirado Asencio Lucero reconoció que aplicó torturas durante los
interrogatorios a militantes políticos detenidos desde 1972, y que la metodología
consistía en "prolongar plantones, submarino seco, submarino mojado,
picana, supresión de las visitas". También "dejar a las mujeres
desnudas" porque "esto les generaba mucho pudor". Justificando
sus procedimientos afirmando que se realizaron en el marco de la "lucha
antisubversiva", considerando que había
tratado a las personas "con dignidad".
"Hasta que se
desplomaban"
Catalogó a las torturas como "desbordes" propios de la
coyuntura que se vivía, y que las mismas
eran una "presión psicológica". Poniendo como ejemplo: "A
las tres de la mañana preguntaba (a un/a detenido/a) cómo se llamaba la
hermana" o les hacía un "plantón" durante cinco o seis horas
"hasta que se desplomaban".
Añadió que el "tacho" (o "submarino") se aplicaba
para quienes eran "reacios a conversar". Comentando que el submarino seco era la tortura que afectaba
más a los detenidos.
Primero, para decidir si a un detenido se le aplicaba torturas, según
Lucero dependía si el detenido "hablaba o no". Si hablaba, o sea "delatar"
o brindar alguna información sobre la organización, "firmaba una declaración". Si no
hablaba la primera tortura era el plantón, hasta que caía. Si seguía sin
“cantar” la tortura era el submarino. El
tacho "ablandaba a las mujeres" porque les producía
"pudor", el exponer su desnudez, la humillación, las vejaciones.
Acotando que una vez le hicieron "un simulacro de tacho seco" al
comandante Litovsky, militar que también está citado a declarar en esta causa.
Pero según él "nadie daba la orden" de torturar, ya que esto
formaba parte de "un sistema" que tenía por objetivo "obtener
información". Indicando que si bien torturar a una persona "no eran
lo correcto (...), cuando se necesita información, es necesario".
Mencionando que durante las sesiones de torturas había médicos, mencionando a Scarabino
y a una doctora de apellido López.
Submarino seco
El Capitán retirado Asencio Lucero
describió en qué consistía el submarino "seco". Para esta
tortura se usaba una bufanda con la que se envolvía la cabeza del detenido y se lo ponía cinco horas contra la pared:
"Por lógica, habla", dijo.
La denuncia
En 2011 un grupo de 28 mujeres que estuvieron presas durante la
dictadura presentaron una denuncia contra más de 150 policías, militares,
enfermeras y médicos por torturas y abusos sexuales. Torturas y violaciones realizadas en forma
sistemática en unidades militares como
el Penal de Punta de Rieles, el centro clandestino de detención '300 Carlos',
el Regimiento de Caballería Nº 9, el Establecimiento La Tablada y el Batallón de
Infantería Nº 5 de Mercedes, entre otros.
En dicha denuncia se expresa que
la tortura fue utilizada en forma
sistemática y planificada consistente en delitos sexuales (violencia sexual,
violación, desnudez, tocamientos, entre otros) y torturas (tales como
plantones, picana, submarino, entre otros), afectando su integridad física y
mental y su derecho a la dignidad, principalmente”. Y que “la conducta desarrollada por los denunciados
formó parte de un plan sistemático orquestado por quienes detentaban el poder
en forma ilegítima cuya finalidad era la destrucción física, moral y
psicológica de las detenidas con particular énfasis en su condición de mujeres,
menoscabando su integridad física y mental y su dignidad con prácticas tales
como la desnudez, la introducción de objetos en la vagina y ano, tocamientos,
así como insultos degradantes y amenazas por la sola condición de ser mujeres
llegando en muchos casos a la consumación de la violación”.
PERIODICO CENTENARIO, 11/OCTUBRE/2014
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